martes, 8 de febrero de 2011

Oposición Pública

Empiezo esta entrada con una pregunta para los cientistas políticos: ¿Conocen algún país en el que una coalición política heterogénea haya gobernado 20 años, con cuatro gobiernos consecutivos, sin prensa? pues yo conozco solo uno; Chile.
En el afán de enredarse en el famoso dilema del vaso medio lleno o medio vacío, se nos olvidó algo, parece. ¿Lleno o vacío de qué?
Gobernar 20 años sin la responsable complicidad editorial de alguna prensa es, dependiendo del punto de vista, un milagro, un crimen o una locura (en sus variantes políticas, se deba entender) Por lo menos califica para “caso de estudio político”.
La dictadura se terminó de combatir precisamente con prensa, como voz escrita que informó, denunció, encontró y finalmente enseñó a marcar una papeleta con un lápiz grafito nº2. Esa prensa fotografió, entrevistó y mostró caras y dolores. Esa prensa formó profesionales en un campo de batallas de balas y granadas que casi siempre iban en una sola dirección. Esa prensa, que con tirajes clandestinos desafiaron a grandes consorcios de papel, con la solidaria complicidad de muchos periodistas y editores.
Me pregunto entonces, ¿que pasó? La respuesta debida es compleja y necesaria.
20 años de gobierno no ocurren por casualidad. Pero estos 20 años, a pesar de haber sido 20 buenos años para Chile, dejaron muy atrás el buen recuerdo de aquella prensa.
Estos 20 años nos convencimos que el chantaje de la publicidad debía dar paso a la austeridad editorial. Vaya irresponsable forma de construir país. Si algo me debe la concertación es haber sido formado como ciudadano sin tener letras amigas para compartirlas con mis compatriotas. 
El país que me inventó la única prensa disponible no es mi país. Es un país que fue disfrazado para asustarnos y avergonzarnos. El país que me inventó esa prensa no estaba lleno de ladrones, ineptos y flojos.
La concertación de partidos por la democracia, cuna de demócratas y libertarios. Curiosa ironía si pensamos en su negligente vigilancia por la pluralidad y la información. 
El mercado fue irresponsablemente puesto a cargo de celar por la libertad de prensa. Se transformó pues, esta, en cómplice de la única visión que pudo financiar el color de sus líneas.
La última vez que la centroizquierda chilena fue oposición, la tarea justa y apremiante era derrocar a un gobierno de facto. Para esa tarea la valentía no fue medida previamente, como tampoco fue reconocida posteriormente. 
Ser oposición democrática es algo nuevo para nosotros. El gobierno de Chile fue elegido en democracia. La discusión podrá proponer si esa democracia es madura, si es informada y si es independiente, con sus más o sus menos. Democracia imperfecta, pero democracia aceptada. 
Creo que la tarea de ahora es ser una Oposición Pública. Creo que no fuimos un Gobierno Público, en el necesario sentido de ser. Dicho de manera brutal; Al aceptar que “la prensa” relegara los temas políticos al patio trasero de los periódicos, la concertación cometió al actual gobierno.
¡Echemos a andar las prensas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario