sábado, 6 de marzo de 2010

El rigor y la justicia


Vamos a aplicar el máximo rigor de la justicia”, es la frase que usó la presidenta. ¿Acaso no se aplica siempre el máximo rigor en la justicia? ¿Existe el mínimo rigor en la justicia? Son dos preguntas que me atrevo a formular.

El pillaje y el saqueo existen desde siempre. Todas las calamidades vividas por el ser humano, en distintas épocas y lugares, trajeron consigo algo de pillaje y saqueo. La imagen de una persona robando un aparato de televisión, a solo horas del terremoto, y sin el hambre como motivo, nos ha hecho pensar en aplicar el máximo del rigor de la justicia.

Aplicar el máximo rigor es algo que nunca hemos aprendido, parece. Si hubiéramos aplicado el máximo rigor en nuestra construcción, en nuestros sistemas de alerta, en nuestros sistemas de comunicaciones, en nuestra planificación de dotaciones policiales y militares, en nuestro entrenamiento periódico de emergencias, y en la educación de la población de un país sísmico, entonces no estaríamos clamando con tanta vehemencia por el máximo rigor de la justicia, que además, llegará mas tarde de lo visible.

El rigor es una virtud que impone exigencias personales y económicas. El rigor no es gratis y no es fácil. El rigor añade valor a ambos lados de las balanzas económicas, en los gastos y en las ganancias, y es ahí donde se necesita la voluntad de quien lo financiará, así como la del que lo usará.

La aviación debe ser la industria que mejor ha implementado sistemas de prevención, usando para ello toda la experiencia deducida de los errores anteriores. No es común en la aviación, la repetición irresponsable y criminal de errores que sí vemos permanentemente en otras actividades. Las tripulaciones son entrenadas periódica y sistemáticamente para enfrentar emergencias cada día más improbables, producto del extremo rigor con que son diseñados los aviones. Aun así, a nadie se le ocurriría, como en algunas partes, reducir los costos que implica este entrenamiento permanente. El rigor aplicado, desde el primer vuelo, le imprimió un sello indeleble a nuestro certificado de seguridad y calidad. Los errores no estuvieron ni estarán prohibidos, pero es solo con rigor que de ellos aprendimos y aprenderemos.

Aquellos a los que el destino puso al frente de las instituciones que durante esta tragedia fallaron, pagarán costos personales altísimos, al ser apuntados con los dedos acusadores del resto. A ellos vaya mi saludo a viva letra, mi silencio reflexivo y mi compromiso de acción.

Los errores explican muchos desastres y ayer fueron cometidos por muchas personas. Los errores, sin embargo, necesitan condiciones específicas para producirse, y esas condiciones fueron diseñadas por todos nosotros. Las personas que erraron, lo hicieron porque no tenían luz, porque no pudieron comunicarse, porque no tenían combustible, o porque no sabía a que mail o teléfono avisar. Las personas erraron porque cayeron en las trampas que este sistema diseñado por nosotros tenía.

El rigor que ahora se exige en la aplicación de la justicia fue ahorrado de manera irresponsable. El rigor que faltó ayer y que se exige hoy, tendrá que ser sembrado otra vez. El rigor sembrado tendrá que crecer y poblar la sociedad. Mañana nos puede pasar lo mismo que ayer. Espero que pasado mañana agradezcamos el rigor que desde hoy tendremos que usar.
  
Mis hijos son hoy, habitantes invitados de nuestro país. En unos años más, dejarán de ser invitados y pasarán a ser dueños. Ellos harán lo que nosotros les enseñemos a hacer. Ellos construirán como nosotros les enseñemos a construir. Espero que los errores que ellos cometan no sean los mismos que hoy costaron vidas y pueblos.

El rigor hará la diferencia y la justicia podrá atender otros asuntos.

1 comentario:

  1. Lo que describes es una verdad incuestionable, hemos dejado de percibir al rigor como un valor, tanto como la verdad o la justicia, los cuales no admiten adjetivación, ya que no es posible que la verdad sea mayor o menor, la verdad es única, no puede haber mejor o peor justicia, la justicia es solo una, por lo tanto el rigor como valor solo tolera una acepción y es, la máxima rectitud respecto de un acto acometido o por acometer, por lo tanto debe convertirse en una herramienta educativa para desmitificar que la libertad todo lo puede, por que para que exista la libertad, deben existir límites rigurosos, ciertos y justos. Depende de nosotros que nuestros hijos comprendan que después de la vida, los bienes supremos son, la verdad, la libertad y la justicia, y que cuando alguna de estas virtudes deja de estar presente en cualquiera de nuestros actos, por insignificante que parezca, estaremos dando paso al peor y mas potente enemigo del ser humano, LA IGNORANCIA.
    Celebro que haya gente con el mas común de los sentidos que se ocupe de testificar verdades como esta, soy Argentino y resido en España y conozco profundamente la realidad de nuestras queridas naciones y veo con dolor que nuestros males son también los de estos pueblos mal llamados "primer mundo"; intentemos luchar para que el mundo sea solo uno y que dentro de el quepamos todos.
    Un abrazo
    Sergio Burgos Otero
    sgburgosotero@gmail.com

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