domingo, 16 de mayo de 2010

Veinte años

La historia ya tiene reservado un espacio de tiempo en algunos libros. Veinte años.

La pausa la determinó el destino y la ratificó la mayoría nueva. 

El espacio de tiempo ya se puso en marcha para ser acomodada en los libros de nuestra historia.
Ya está, los veinte años tienen principio y final. Y tiene padres e hijos que labraron y jugaron.

Los veinte años son una historia en cuatro tintes. Son el tiempo en que unos hicieron lo inevitable, y otros evitaron aquello que era posible.

Veinte años en que se reparó lo evidente, se olvidaron algunos dolores, se descubrieron otras verdades y se abrieron muchos ojos.

Veinte años en los que nos acordamos de compartir, en los que nos acostumbramos a convivir y aprendimos tímidamente a disentir.

Veinte años en los que unos aprendimos a consumir, otros aprendieron a cobrar y muchos se acostumbraron a no poder pagar.

Veinte años en los que juntamos casas pero separamos barrios. Veinte años en que dibujamos límites invisibles en una ciudad en la que no cabemos.

Veinte años en los que abandonamos pueblos y llenamos Santiago. Veinte años en los que faltamos en provincias y sobramos en las grandes ciudades.

Veinte años en los que algunos defendieron lo indefendible y le hicieron un espacio injusto a la impunidad. Veinte años en los que algunos dolores sanaron y otros fueron declarados necesarios.

Veinte años en que aprendimos a pintar en varios colores pero a mirar y leer todo en color amarillo.

Veinte años en los que algunos dejaron de aprender y otros se olvidaron de representar. Veinte años en los que algunas puertas se cerraron y se usaron las ventanas para circular. 

Veinte años que empezaron inciertos y que terminaron con certezas resquebrajadas por la sequedad.

Veinte años que nos demoramos veinte años en escribir, y que nuestros nietos demorarán un par de hojas en leer.

La democracia dijo veinte años. Ahora empezaron otros años…

No hay comentarios:

Publicar un comentario